sábado, 20 de julio de 2019

Rubén H. Bolmene PORQUE ENFERMAMOS


PORQUE ENFERMAMOS
Cuando la impotencia, el rencor, la frustración y la falta de amor por uno mismo aparecen en la vida, es cuando aparecen las enfermedades.
Lo más importante es emprender un proceso de aceptación de uno mismo y de sus realidades, enfermamos porque nos desconectamos de la fuente que da la energía.
Sin actuamos en contra de nuestros sentimientos, el cuerpo lo percibe como un ataque, cuando no atendemos a nuestras necesidades vitales también lo percibe como otro ataque. Y cuando nos llenamos de odio, resentimientos, dudas y miedos nos hacemos continuos ataques. Convirtiéndonos en enemigos de nosotros mismos.
Así una y otra vez a lo largo de la vida, en esos estados el cuerpo enferma. La enfermedad es un aviso que nos da el cuerpo de que lo estamos descuidando….
Todas o casi todas las enfermedades tienen su raíz en un problema emocional no resuelto en la persona.
La buena noticia es que podemos aprender a no enfermar y si ya estamos enfermos a curarnos, todos tenemos la capacidad de contribuir a nuestra propia curación.
Podemos hacerlo cambiando nuestros modelos de pensamientos, pues cambiando lo que pensamos cambiarán nuestros actos y como consecuencia cambiaran nuestros sentimientos hacia sentimientos más puros, de más amor lo que llevara a tener más energía y menos toxicidad en nuestro cuerpo. Ya que los pensamientos que nos perjudican son toxinas para el cuerpo. Si aprendemos a interpretar con exactitud nuestras emociones podremos tomar las decisiones adecuadas en cada momento.
Abandonando la esclavitud de la falta de control mental caminaremos hacia una vida de libertad, pues dejaremos de estar sujetos a las restricciones de los pensamientos.
Para curarnos hemos de equilibrar nuestro cuerpo, mente y espíritu, ya que aunque es en el cuerpo donde se manifiesta el problema, pero es en el espíritu donde está la semilla del problema, que se encarga la mente cuidadosamente de desarrollar a través de los pensamientos inadecuados.
Si tenemos una fuerte conexión con nuestro ser interior, unos pensamientos sanos y constructivos, además de cuidar de forma saludable nuestro cuerpo, estaremos sanos.
Cuando hay equilibrio entre las tres partes que nos forman, sentimos la alegría de vivir que es lo normal entre los seres vivos del Universo y nosotros no somos una excepción.
Si no cambias mentalmente frente a una actitud que te ha hecho enfermar, ni el mejor médico del mundo te podrá curar.
El Resentimiento es una de las emociones que más enfermedades produce junto con el miedo. Pero la densidad del resentimiento podemos cambiarla con el sentimiento del perdón, el perdón a nosotros mismos la mayor parte de la veces y luego a los demás.
El perdón beneficia al que lo da, no es para el que lo recibe ya que la carga emocional negativa la lleva el que no perdona.
El Miedo es un cierre a la entrada de energía a nuestro ser, es oponerte a vivir, es cerrarte a la experiencia que supone tener una vida con ilusiones aunque tengas que correr riesgos, no se puede tener miedo a vivir. Porque entonces te pierdes lo mejor de la vida que es crecer…si no experimentas, por miedo fracasar, nunca sabrás si hubieras tenido éxito y tu vida se convertirá en un cúmulo de frustraciones.
El miedo es sobre todo desconfianza, de ti mismo y de que el Universo no te de cosas buenas, siempre te da lo que necesitas en cada momento. Porque tú eres el que crea el Universo cada día. Es falta de fe en que tú te mereces lo mejor, tenemos miedo porque en el fondo esperamos lo peor.
Si perdonas y te liberas de los miedos, te podrás curar casi de cualquier cosa. Las palabras y los pensamientos que has tenido y pronunciado hasta el día de hoy son los que te han puesto en tu situación actual física y emocional.
Hagamos un esfuerzo que merece la pena, recuperemos toda la Alegría y el Amor que traíamos al nacer, entonces éramos importantes y nos sentíamos el centro del mundo.
Los bebés son osados, piden lo que necesitan y expresan lo que sienten. Haz tú lo mismo. Recuerda que una vez hace mucho lo hacías.

miércoles, 10 de julio de 2019

ME DOY PERMISO




ME DOY PERMISO

Me doy permiso para separarme de personas que me traten con brusquedad, presiones o violencia, de las que me ignoran, me niegan un beso, un abrazo...No acepto ni la brusquedad ni mucho menos la violencia aunque vengan de mis padres o de mi marido, o mujer. Ni de mis hijos, ni de mi jefe, ni de nadie. Las personas bruscas o violentas quedan ya, desde este mismo momento fuera de mi vida.

Soy un ser humano que trata con consideración y respeto a los demás. Merezco también consideración y respeto.

Me doy permiso para no obligarme a ser “el alma de la fiesta”, el que pone el entusiasmo en las situaciones, ni ser la persona que pone el calor humano en el hogar, la que está dispuesta al diálogo para resolver conflictos cuando los demás ni siquiera lo intentan.

No he nacido para entretener y dar energía a los demás a costa de agotarme yo: no he nacido para estimularles con tal de que continúen a mi lado. Mi propia existencia, mi ser; ya es valioso.
Si quieren continuar a mi lado deben aprender a valorarme.
Mi presencia ya es suficiente: no he de agotarme haciendo más.

Me doy permiso para no tolerar exigencias desproporcionadas en el trabajo. No voy a cargar con responsabilidades que corresponden a otros y que tienen tendencia a desentenderse.
Si las exigencias de mis superiores son desproporcionadas hablaré con ellos clara y serenamente.

Me doy permiso para no hundirme las espaldas con cargas ajenas

Me doy permiso para dejar que se desvanezcan los miedos que me infundieron mis padres y las personas que me educaron. El mundo no es sólo hostilidad, engaño o agresión: hay también mucha belleza y alegría inexplorada.

Decido abandonar los miedos conocidos y me arriesgo a explorar las aventuras por conocer. Más vale lo bueno que ya he ido conociendo y lo mejor que aún está por conocer. Voy a explorar sin angustia.

Me doy permiso para no agotarme intentando ser una persona excelente. No soy perfecto, nadie es perfecto y la perfección es oprimente. Me permito rechazar las ideas que me inculcaron en la infancia intentando que me amoldara a los esquemas ajenos, intentando obligarme a ser perfecto: un hombre sin fisuras, rígidamente irreprochable. Es decir: inhumano.

Asumo plenamente mi derecho a defenderme, a rechazar la hostilidad ajena, a no ser tan correcto como quieren; y asumo mi derecho a ponerles límites y barreras a algunas personas sin sentirme culpable.

No he nacido para ser la víctima de nadie.

Me doy permiso para no estar esperando alabanzas, manifestaciones de ternura o la valoración de los otros.

Me permito no sufrir angustia esperando una llamada de teléfono, una palabra amable o un gesto de consideración.

Me afirmo como una persona no adicta a la angustia.

Soy yo quien me valoro, me acepto y me aprecio No espero a que vengan esas consideraciones desde el exterior.

Y no espero encerrado o recluido ni en casa, ni en un pequeño círculo de personas de las que depender.

Al contrario de lo que me enseñaron en la infancia, la vida es una experiencia de abundancia.

Empiezo por reconocer mis valores, Y el resto vendrá solo. No espero de fuera.

Me doy permiso para no estar al día en muchas cuestiones de la vida: no necesito tanta información, tanto programa de ordenador, tanta película de cine, tanto periódico, tanto libro, tantas músicas.

Decido no intentar absorber el exceso de información. Me permito no querer saberlo todo. Me permito no aparentar que estoy al día en todo o en casi todo.

Y me doy permiso para saborear las cosas de la vida que mi cuerpo y mi mente pueden asimilar con un ritmo tranquilo.

Decido profundizar en todo cuanto ya tengo y soy. Con lo que soy es más que suficiente. Y aún sobra.

Me doy permiso para ser inmune a los elogios o alabanzas desmesurados: las personas que se exceden en consideración resultan abrumadoras. Y dan tanto porque quieren recibir mucho más a cambio.

Prefiero las relaciones menos densas.

Me permito un vivir con levedad, sin cargas ni demandas excesivas. No entro en su juego.

Me doy el permiso más importante de todos: el de ser auténtico.

No me impongo soportar situaciones y convenciones sociales que agotan, que
me disgustan o que no deseo. No me esfuerzo por complacer.

Si intentan presionarme para que haga lo que mi cuerpo y mi mente no quieren hacer, me afirmo tranquila y firmemente diciendo que no. Es
sencillo y liberador acostumbrarse a decir “no”.

Me doy el permiso más importante de todos: el de ser auténtico. No me impongo soportar situaciones y convenciones sociales que agotan, que me disgustan o que no deseo. No me esfuerzo por complacer.

Elijo lo que me da salud y vitalidad.

Me hago más fuerte y más sereno cuando mis decisiones las expreso como forma de decir lo que yo quiero o no quiero, y no como forma de despreciar las elecciones de otros.

No me justificaré: si estoy alegre, lo estoy; si estoy menos alegre, lo estoy; si un día señalado del calendario es socialmente obligatorio sentirse feliz, yo estaré como estaré.

Me permito estar tal como me sienta bien conmigo mismo y no como me ordenan las costumbres y los que me rodean: lo “normal” y lo “anormal” en mis estados emocionales lo establezco yo.

- Joaquín Argente -

sábado, 6 de julio de 2019

“TRE (Proceso de Liberación del Trauma)


“TRE (Proceso de Liberación del Trauma) es una técnica simple que utiliza ejercicios para liberar la tensión y el estrés del cuerpo, generados por situaciones de la vida cotidiana, sucesos difíciles de superar, estrés agudo y prolongado”.

Doctorado en trabajo social y terapeuta bioenergético. El estadounidense David Berceli es fundador del Instituto Trauma Recovery Assessment and Prevention Services. Durante los últimos 22 años, Berceli ha trabajado en talleres y programas de recuperación de experiencias traumáticas en países en conflictos bélicos (como Israel, Sudán, Uganda, Kenia, Yemen, Egipto y El Líbano) y con veteranos de guerra estadounidenses, desarrollando y aplicando una técnica -basada en el temblor natural-, para ayudar a las personas a superar los efectos del trauma personal o colectivo.

La vida es estresante, produce angustia y frecuentemente es traumática. La consecuencia es que muchos de nosotros resultamos dañados y no nos percatamos de cuán profundo es nuestro dolor.

Las experiencias dolorosas que padecemos no se olvidan 'dando vuelta la página'. Cada una de ellas deja su marca grabada profundamente tanto en la psique como en el cuerpo. Esto afecta nuestra vida desde ese momento en adelante.

El proceso de liberación del trauma muestra cómo el estrés, la angustia y el trauma afectan nuestro bienestar mental y físico. El Dr. Berceli sostiene que, a pesar del sufrimiento que nos ha tocado vivir, incluso los acontecimientos más dañinos se pueden convertir en un camino hacia una vida más plena y significativa.

Uno de los atractivos del proceso de liberación del trauma es que puede ser abordado por cualquier persona y en cualquier lugar del planeta. Incluso en casos de desorden de estrés postraumático intenso, este proceso puede restablecer el equilibrio de la persona, estabilizar su vida y devolverla a un lugar emocionalmente sano.

Además, tanto terapeutas como orientadores y profesionales del área de la salud encontrarán en el proceso de liberación del trauma un poderoso complemento a su trabajo de restaurar la salud física y psicológica de las vidas humanas en donde sea que se encuentran.



Algunos enlaces teóricos: 

Web Oficial de TRE: http://traumaprevention.com/
Web de la Berleci Foundation: http://www.bercelifoundation.org/s/1340/aff_2_home.aspx
Blog en español (persona desconocida): http://tre-espana.blogspot.com.es/

Algunos enlaces de vídeos en You Tube:



Y la referencia de su libro en español: "Liberación del Trauma. Perdón y temblor es el camino". David Berceli. Ed. Cuatro Vientos.