Tierra, enséñame la quietud de la hierba inmóvil bajo la nueva luz…
Así podré escuchar el susurro de mi corazón
Tierra, enséñame el sufrimiento que las viejas rocas guardan en la memoria…
Así puedo saber lo que es el dolor, y elegir perdonar y ser libre.
Enséñame la humildad, como la flor es humilde al abrirse,
Así, puedo aprender a ser paciente con todas las cosas,
Especialmente conmigo mismo.
Tierra, enséñame a cuidar, como la Madre Natura a sus niños,
Así puedo desarrollar compasión por todos los seres.
Tierra, enséñame la valentía, del árbol que permanece solo
Así puedo conocer lo que la fuerza interior es.
Tierra, enséñame la limitación, como la de la hormiga que se arrastra sobre el suelo,
Así puedo descubrir el gran poder de la unificación.
Tierra, enséñame la libertad del águila que sobrevuela el cielo,
Así puedo saber qué se siente, al seguir a mi corazón.
Tierra, enséñame la aceptación de las hojas que mueren y caen,
Así puedo amablemente permitir y aceptar el natural flujo de las cosas.
Tierra, enséñame la renovación, como la semilla que brota en la primavera.
Así puedo experimentar nuevos comienzos cuando emerjo con nuevas ideas y creaciones.
Tierra, enséñame a olvidarme de mí mismo, como la nieve derretida se olvida de ésta vida,
Así puedo recordar el gran propósito de mi existencia
Tierra, enséñame a recordar la bondad, como los secos campos limpiados por la lluvia.
Para que pueda practicar la bondad cada día.
(Oración del pueblo Ute)
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