Hoy agradezco el viento que casi me derrumba y se llevó mis hojas secas.
Hoy agradezco el agua de mi llanto, que dejó impecable y limpio mi corazón.
Hoy agradezco las raíces en la tierra de mi pasado que me sostuvo y germinó mi futuro.
Hoy agradezco el fuego de ese coraje que incendió mi carácter para templarlo.
Hoy se que después de sanarla, mi herida traía una bendición.
Y que no cambié, crecí y crecer implica transformarse y renacer.
Hoy nací más fuerte, con la fortaleza que da la suavidad de lo nuevo, de lo flexible, de lo intangible, del Alma, la que no muere, la que realmente soy.
(Desconozco el autor)
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