Nadie te hace nada; todo te lo haces a ti mismo.
La ilusión de creer que los demás te hacen algo, te mantiene cada vez más lejos de tu Ser y de tu poder interior.
Los otros solo vienen a mostrarte lo que todavía no has sanado, por lo tanto, los necesitas. Necesitas de ellos como un niño necesita de su madre.
Sin ellos, no podrías hacer consiente lo inconsciente; no podrías evolucionar y ver las heridas que aun continúan en tu interior.
Cuanto mas tiempo te quedes en la posición de víctima, más demoraras tu florecimiento. Responsabilidad total; eso se necesita en el camino espiritual para madurar y encontrar la paz.
El dolor o karma negativo que llevas en tu interior, convoca todas y cada una de las experiencias que atraviesas.
Es gracias a ese dolor que llegan las personas conflictivas a tu vida.
Ellos son en realidad ángeles: te están ayudando a que veas, sanes, te liberes y crezcas. Pero tú sigues preso de la terquedad; continuas mirando hacia afuera, buscando responsables por tu sufrimiento.
Si quieres construir solo relaciones maravillosas; llenas de amor, armonía y respeto, ocúpate de tus reacciones.
Tienes que pulirte y fortalecer tu estima tanto pero tanto, hasta que logres no reaccionar tal cual un títere emocional cada vez que te ofenden y devolver con amor y comprensión toda conducta ajena errónea.
Si te escapas de las personas conflictivas, las atraerás nuevamente.
Porque como te he dicho; las necesitas.
Entonces te estarás en realidad escapando de ti mismo.
Estas personas se irán solas cuando hayan cumplido su misión, es decir, cuando finalmente hayas sanado tu corazón herido.