Si realmente descubrimos quiénes somos, nuestra vida será luz constante.
Podremos gozar verdaderamente de nuestro cuerpo, de la sensualidad, del
erotismo, la estética, incluso con más creatividad, superando las expectativas
convencionales. También podremos manejar el pensamiento con todo su tremendo
poder: haciendo planes; trabajando para el futuro individual y del mundo. Esas
metas ya no estarán contaminadas por el temor y el deseo de ser feliz en los
resultados.
Un ser liberado siente mucho más placer en el sexo, y lo da también con mayor
intensidad, debido a que lo ve como una forma de comunicación misteriosa, más
allá de las palabras, que nace de la celebración de su absoluta felicidad
eterna. Puede trabajar arduamente en lo individual y social con más dedicación
y entusiasmo, pero si logra el éxito o no, igualmente es libre, pues goza de la
alegría y perfección de su realización. Entonces trabajando, haciendo planes, estrategias,
lo hará sin la exagerada tensión egocéntrica. En lo interpersonal es fresco
porque no permite creerse elogiado o burlado, admirado o despreciado, pues no
se considera a sí mismo como una persona separada de los demás; no ve ningún
obstáculo en participar en movimientos culturales, políticos, comerciales, sin
que haya una impresión verdadera en su consciencia.
Y si tiene que alzar su voz o tomar
una actitud fría lo hará con el fin de no permitir caer en la ilusión ni
alimentarla en los demás. Aunque en apariencia parezca afectado por alguna
situación, sólo lo parecerá a los ojos externos, pero dentro de sí mismo no lo
estará. En pareja es tremendamente dulce y compasivo; con una sola mirada o
caricia puede hacer vibrar a su compañera o compañero; creativo siempre,
invitará a volar más allá de la limitada mentalidad convencional, sin embargo,
aunque parezca lo contrario, no puede ser manipulado, y cuánto más se ve
acorralado por una mente astuta, más ausente estará. Tampoco teme morir porque
la muerte no puede llegarle. Al haber trascendido el cuerpo-mente cambiante y
haberse ubicado en su naturaleza inmortal, él o ella es la muerte de la muerte,
de modo que ésta se desvanecerá. Tampoco puede dañar a nadie debido a que no ve
a nadie separado de sí mismo; todo es su cuerpo.
En la liberación todos los desequilibrios emocionales, la vanidad, las
neurosis, las ideas irracionales, se van desmantelando debido a la ausencia de
ese miedo existencial que arrastramos desde el nacimiento. Un liberado dejará
de ser astuto, ya que la astucia nace del temor, del sentimiento de
insignificancia de creerse una persona separada. No será astuto pero sí
creativo, incluso original, de tal forma que hasta podrá crear nuevas
soluciones y estrategias para lo comercial, social, cultural o artístico. Estos
liberados son verdaderamente Hombres y Mujeres.
Josué Narayana
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