A todas las que fui un día. Gracias. A mis partes ya muertas. Gracias. A mi pasado ya cumplido. Gracias. A mis partes olvidadas que dejé en lugares que ya no recuerdo. Gracias. A mis partes que alguna vez se quebraron en miles de pequeños trozos que jamás encontré de nuevo. Gracias. A mis partes vacías que alguna vez intenté llenar con distracciones, apegos y obsesiones. Gracias. A mis partes frustradas y enfadadas por los deseos jamás cumplidos. Gracias. A mis partes que ya no van conmigo y ya ni siquiera me hacen sentido. Gracias. A mis partes que no quise ni pude abrazar. Gracias. A mis partes que no se atrevieron a marcar límites por miedo a no ser aceptadas. Gracias. A mis partes que alguna vez se maltrataron y dejaron maltratar por otros. Gracias. A mis partes que no creyeron en sí mismas. Gracias. Hago hoy esta oración para su despedida.
Agradeciendo su tránsito en mi vida, pues es a todas esas versiones de mí que agradezco tanto. Hoy despido y libero en absoluta rendición a todo lo que ya cumplió su tiempo. Es gracias a todas mis pequeñas muertes que hoy hay un nuevo espacio para la oportunidad, la vida y la creación. Gracias vida y gracias muerte por danzar armoniosamente ante mí.
Hoy celebro la vida y canto fuerte ante este nuevo nacimiento. Y a mis partes ya muertas, las abrazo, las amo, las honro, agradezco y despido, pues fueron lo que mejor pude hacer por mí en aquel momento y lugar, por lo tanto no las critico, sino que les rindo todos mis honores. Es por ello que hoy más que nunca siento que puedo volver a nacer, y como la primera vez renazco desnuda y sin corazas, nuevamente como una flor de loto, las corazas ya no son necesarias, por lo que doy una nueva bienvenida a la autenticidad en toda su luz.
Y desde esa ingenuidad me permito nuevamente abrazar la vida, hoy más fuerte que antes, para dar mi primer aliento vital en este nacimiento. Querida y amada versión antigua: Ya cumpliste tu rol. Muchas gracias.
No conozco el autor.
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