Cuando la impotencia, el rencor, la frustración y la falta de amor por uno
mismo aparecen en la vida, es cuando aparecen las enfermedades.
Lo más importante es emprender un proceso de aceptación de uno mismo y de sus
realidades, enfermamos porque nos desconectamos de la fuente que da la energía.
Si actuamos en contra de nuestros sentimientos, el cuerpo lo percibe como un
ataque, cuando no atendemos a nuestras necesidades vitales también lo percibe
como otro ataque. Y cuando nos llenamos de odio, resentimientos, dudas y miedos
nos hacemos continuos ataques. Convirtiéndonos en enemigos de nosotros mismos.
Así una y otra vez a lo largo de la vida, en esos estados el cuerpo enferma. La
enfermedad es un aviso que nos da el cuerpo de que lo estamos descuidando….
Todas o casi todas las enfermedades tienen su raíz en un problema emocional no
resuelto en la persona.
La buena noticia es que podemos aprender a no enfermar y si ya estamos enfermos
a curarnos, todos tenemos la capacidad de contribuir a nuestra propia curación.
Podemos hacerlo cambiando nuestros modelos de pensamientos, pues cambiando lo
que pensamos cambiarán nuestros actos y como consecuencia cambiaran nuestros
sentimientos hacia sentimientos más puros, de más amor lo que llevara a tener
más energía y menos toxicidad en nuestro cuerpo. Ya que los pensamientos que
nos perjudican son toxinas para el cuerpo. Si aprendemos a interpretar con
exactitud nuestras emociones podremos tomar las decisiones adecuadas en cada
momento.
Abandonando la esclavitud de la falta de control mental caminaremos hacia una
vida de libertad, pues dejaremos de estar sujetos a las restricciones de los
pensamientos.
Para curarnos hemos de equilibrar nuestro cuerpo, mente y espíritu, ya que
aunque es en el cuerpo donde se manifiesta el problema, pero es en el espíritu
donde está la semilla del problema, que se encarga la mente cuidadosamente de
desarrollar a través de los pensamientos inadecuados.
Si tenemos una fuerte conexión con nuestro ser interior, unos pensamientos
sanos y constructivos, además de cuidar de forma saludable nuestro cuerpo,
estaremos sanos.
Cuando hay equilibrio entre las tres partes que nos forman, sentimos la alegría
de vivir que es lo normal entre los seres vivos del Universo y nosotros no
somos una excepción.
Si no cambias mentalmente frente a una actitud que te ha hecho enfermar, ni el
mejor médico del mundo te podrá curar.
El Resentimiento es una de las emociones que más enfermedades produce junto con
el miedo. Pero la densidad del resentimiento podemos cambiarla con el
sentimiento del perdón, el perdón a nosotros mismos la mayor parte de la veces
y luego a los demás.
El perdón beneficia al que lo da, no es para el que lo recibe ya que la carga
emocional negativa la lleva el que no perdona.
El Miedo es un cierre a la entrada de energía a nuestro ser, es oponerte a
vivir, es cerrarte a la experiencia que supone tener una vida con ilusiones
aunque tengas que correr riesgos, no se puede tener miedo a vivir. Porque
entonces te pierdes lo mejor de la vida que es crecer…si no experimentas, por
miedo fracasar, nunca sabrás si hubieras tenido éxito y tu vida se convertirá
en un cúmulo de frustraciones.
El miedo es sobre todo desconfianza, de ti mismo y de que el Universo no te de
cosas buenas, siempre te da lo que necesitas en cada momento. Porque tú eres el
que crea el Universo cada día. Es falta de fe en que tú te mereces lo mejor,
tenemos miedo porque en el fondo esperamos lo peor.
Si perdonas y te liberas de los miedos, te podrás curar casi de cualquier cosa.
Las palabras y los pensamientos que has tenido y pronunciado hasta el día de
hoy son los que te han puesto en tu situación actual física y emocional.
Hagamos un esfuerzo que merece la pena, recuperemos toda la Alegría y el Amor
que traíamos al nacer, entonces éramos importantes y nos sentíamos el centro
del mundo.
Los bebés son osados, piden lo que necesitan y expresan lo que sienten. Haz tú
lo mismo. Recuerda que una vez hace mucho lo hacías.
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