domingo, 10 de enero de 2021

Nuestra Misión en la Tierra

La vida es un baile, cuando una puerta se cierra, otra se abre, cuando un camino acaba, otro comienza, nada está estático en el universo, todo se mueve sin parar y todo lo que resulta siempre es lo mejor.

Habitúese a pensar de esta manera: todo lo que viene es bueno, todo lo que parte también.

Es el baile de la vida, danza de la forma en que se presente y  sin apego o resistencia.

Nada de pánico con las enfermedades, son despertadores, tienen la misión de  despertarnos.

En caso contrario permaneceríamos distraídos con las seducciones  del mundo material, olvidando a qué vinimos a este planeta.

El universo nos ha enviado aquí para cosas más importantes que comer, dormir, pagar las facturas, vinimos para darnos cuenta de lo Divino que hay en nosotros.

Toda inercia es un des-servicio a la Obra Divina.

Hay un mundo para ser transformado, tu función, es contribuir a dejarlo mejor de lo que lo has encontrado. Recursos para eso,  usted tiene, sólo falta la voluntad de servir a Dios sirviendo a los hombres.

No diga que la gente es difícil y que la convivencia entre los seres humanos es imposible. Todas las personas se están esforzando para cumplir bien con la misión que les fue confiada.

Si usted da pasos más firmes, tenga paciencia con sus compañeros de viaje.

A pesar de que los caminos son diferentes, estamos todos siguiendo la misma dirección, en la búsqueda de la misma Luz.

Y cada vez que la impaciencia amenace su buena voluntad con el caminar de un semejante, haga el ejercicio de la compasión.

Ella le ayudará a darse cuenta que en realidad, nadie está entorpeciendo su camino ni queriendo hacerle algún mal, está sólo tratando de ser feliz, así como usted.

Cuando nos ponemos en el lugar del otro, algo muy mágico ocurre dentro de nosotros: el corazón se abre, la generosidad se instala dentro de él y nace a partir de allí, una gran comprensión del propósito más grande de la existencia, que es la práctica del AMOR.

Cuando miramos a una persona con los ojos del corazón, percibimos el parentesco de nuestras almas.

Somos una sola energía, juntos formamos un enorme tejido de luz ... no existen las distancias físicas.

La física cuántica ya demostró que todo    una ilusión.

Estamos interconectados por cables invisibles que nos conectan con el Creador de la Vida.

Mi tristeza contamina el bienestar de mi vecino, así como mi alegría entusiasma a alguien en el otro lado del mundo.

Es imposible herir a alguien sin también ser herido, recuerde eso.

El ejercicio diario de la compasión nos hace a nosotros,  seres humanos de primera clase.

 

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